domingo, 28 de junio de 2015

Pronombre personal tónico, en primera persona del plural, género discutido, caso perdido



Porque la oscuridad justifica la acción. La acción y efectos, si nadie ve, no son. Nadie nos mira decíamos. Total, nadie nos mira. Eso era lo que buscábamos. ¿Soledad y oscuridad?  Nos teníamos, nos tenemos que durar a como diese lugar.
Se sienta justo a mi lado, y no le importa cortar toda distancia. Su pierna derecha roza mi pierna izquierda. No siento nada. Todavía. Pero pasa gente caminando con ropa de correr. La gente es un estorbo de alcances que nunca llegamos a suponer, pasan ahora, por qué. La gente inoportuna hasta para ser sana. La gente…
Me dice cuatro pavadas que nada tienen que ver con nosotros. Esa palabra que no se usa en el contexto que atañe a las dos personas que están involucradas en este asunto del que hablo.
Si no dices nada te beso, me dice sin alterar el tono de voz de su relato de cosas que nada que ver. Yo lo veo mientras habla, se altera su expresión, que de reojo lanza Gillettes brillantes de lascivia. Se corta todo lo que se quiere decir, diluye la cohesión, el enunciado se va. Eso hace cuando habla, y yo lo miro cuando habla. Si no dices nada te beso. Yo no digo nada. Eso quiero. Aprieta sus piernas en vaivén tres veces. Tres veces siento cómo su pierna tallada por partidos de fútbol en ese barrio de mierda me toca tres veces con la tela fluida del short de River mi pierna izquierda, y veo el movimiento de pinzas que hace con sus rodillas porque sabe que lo miro, porque sabe que los miro. Yo le digo. Yo. Ajá y se ríe. Esa risa no es de Gillettes. Esa risa insiste con estridencia elocuente que hay todavía sentidos últimos en las palabras, si les preguntas. También insiste muchas veces en que todavía hay gente con sentidos últimos, si los buscas. A veces, en visitas relámpago entre sonrisa e insulto che cumpa puto – vos – vos más, sugiere del lado A de la vida. Yo toso por decir yo, y yo no digo yo más. Se ríe de nuevo pero para tapar el miedo que agota su vista de golpe porque mi mano izquierda ahora en rebelión se posa en su muslo derecho que no se retira y siento la tela de agua del short de River hasta la mitad y el resto hasta la rodilla tramo de calor color piel. Silencio yo, silencio de las dos personas que componen esta situación. Aquí hay gente me dice entre palpitaciones, palabras de pantano, laguna mental. Claro que  aquí hay gente no le digo, estamos en el planeta Tierra, sede oficial del Ser Humano. Qué quieres encontrar aquí, ¿paramecios? no le pregunto y miro la gente que dice que hay y no hay gente presente, las hay ausentes que tampoco importan. Y qué. Capaz que vean a los dos sujetos que integran la escena dice con la prolijidad de quien sabe que, yo más su persona jamás dan como resultado el repudiado nosotros. Mi mano izquierda se retira en ambulancia de su muslo derecho con vestido de monja. Los hábitos que tapan el muslo de señora temerosa de la ira de Dios Papá y el rechazo de Ma María. Los ojos de yilé ahora ojos de sirena, ojos de ciento uno, ojos de Policía Federal Argentina forman filas alrededor de los que participan de este asunto y amenazan con disparar. La gente no los puede ver te digo aunque ya no escuches por el sonido de los disparos y los gritos de las monjas que salen de tu remera color hábito.

lunes, 15 de junio de 2015



Ya no comprendo el último viento
que en silencio se ha hecho noche
y arrasó con los nombres
que armaban el día…

[…]