lunes, 30 de diciembre de 2013

Génesis qué

「Elección de Noé: ¿qué hubieras llevado en la barca?」
A.P.


Cuando uno se propone contar algo acerca de un acontecimiento que ha vivido, o del que se ha enterado, evidencia una perversa focalización de la narración desde quien se proponga relatar lo sucedido. Este es un detalle que ha sometido diferentes cuestionamientos y revisiones a la historiografía y a la Historia en general. Es decir, que no podemos entender la Historia como un relato objetivo y  único del devenir humano, puesto que siempre está atravesado por la perspectiva de quien relata. Así vemos que el descubrimiento de América y la Conquista, a lo largo de los siglos ha sido narrada desde la visión de los vencedores; o bien, la construcción de una conciencia nacional en nuestro país, ha estado impregnada de las ideas de un grupo gobernante, con todos los ingredientes y condimentos necesarios para gestar héroes nacionales, figuras históricas, opinión pública, y la Historia Nacional misma. Una reconocida crítica literaria norteamericana, y no menos historiadores, sugieren diferenciar lo que se denomina acontecimiento de aquello que se llama hecho. El primero se refiere a lo que en verdad ocurre, a lo que acontece propiamente en la realidad, lo que no permanece, aquello que ocurre a cada instante en el tiempo y el espacio. El hecho, por su parte, supone una reconstrucción parcializada de lo que una vez aconteció, lo que implica una visión, una forma de contar el mundo (y la Historia) desde un lugar empírico en particular.
Pero esto es ahondar demasiado en un asunto que, si bien tiene mucho que ver con el propósito de este escrito, nos aleja del interés inicial de contar esta historia. Empecemos por ubicarnos en los tiempos en que el mundo parecía extenderse hasta el infinito (infinito que limitaba al oeste con el Atlántico, y al este con la China), en los tiempos en que las divinidades tenían un trato constante con los mortales, y donde todo tipo de intercambio entre sí, era válido. Todavía ni siquiera perfilaba en los planes divinos ni en los más oscuros temores humanos la sola idea del abandono por parte de los dioses de Su Obra; faltarían siglos de tropezar con la misma piedra para comprender cabalmente esta situación.
Definido el tiempo, nos ubicamos en el espacio: aquí las precisiones también pasarían a segundo plano, puesto que el chorro potente del Tiempo junto a la Historia fueron deformando los límites políticos impuestos por los hombres a los distintos territorios.  En cualquier caso, nos encontramos en algún paraje un poco al norte de Canaán. Aquí tenía su residencia un hombre humilde, de buen corazón, hijo de Lamec, y nieto de Matusalén, que se hacía llamar Noé, y es así como lo nombraban en público. Construyó una casa que le permitiera vivir con sus tres hijos y su mujer. Por aquel entonces Sem, el mayor, se encargaba de algunos trabajos en el campo, ayudando a su padre; Cam, prefería el pastoreo antes que la agricultura, porque no tenía que agacharse tanto, y le  permitía largas horas de contemplación insulsa. Jafet, el menor, que ya contaba entonces con 98 añitos, se encontraba jugando en la puerta del domicilio con unos artefactos y figuras antropomórficas de su propia invención, que de no haber sucedido lo que sobrevino, posiblemente los hubiera erigido como divinidades personales o algo parecido, ya se sabe de la tendencia pagana a erigir dioses sin mayores controles. La mañana pasaba sin demasiados sobresaltos, Jafet escuchaba los gritos de los mercaderes, las mujeres que se alejaban a repasar la vida y obra del prójimo con la excusa de buscar agua, y el paso monocorde de algunos animales de carga (¿camellos? ¿dromedarios?). Cerca del mediodía, se apersonó ante la puerta de la casa de Noé un emisario del Cielo. Nada hubiera permitido diferenciar este agente, de cualquier otro más mundano usurero, si no fuera por el detalle de las alas plegadas en su espalda, y que orgullosamente sobresalían de su túnica marrón celestial. Por lo demás, se conservaban las similitudes con cualquier funcionario romano que viniese a notificar asuntos estatales. Se aproximó a Jafet, y le dijo en neutral tono celeste: “¿Se encuentra el señor o la señora?” Jafet no contestaba, se paró lentamente, recorriendo cada centímetro del ángel, y reparando en el papiro plegado que cargaba en sus manos. Sin esquivar la mirada, Jafet se fue alejando en dirección al interior de su casa, marcha atrás, como quien se aleja de un perro que está a punto de atacar. Al cabo de tres larguísimos minutos de espera, y del crudísimo  sol del Medio Oriente, que hacía temblar la fe del pobre emisario angelical, salió la señora de Noé y recibió la nota.
Cuando regresó Noé, su sorpresa no fue menor ante la noticia de la visita de un ángel y de la entrega de una nota dirigida a su nombre. Se limpió las manos llenas de tierra seca, y lleno de un orgullo casi palpable, leyó:
 

  Canaán, 13 de septiembre de -5545
Por circunstancias que así lo requiere Nuestro Señor Dios, se le solicita al señor Noé, vecino de la región de Canaán, apersonarse ante Su Señor dentro de las próximas 72 hs. hábiles para ser debidamente informado de los motivos que atañen a esta notificación.
Sin otro motivo particular,
Arcángel Miguel
1er Arcángel Mayor
3ª Orden, 9º Coro
El Cielo

El orgullo inicial con el que comenzó a leer la nota, se desvaneció en temblores de nerviosismo. Noé se encontraba confundido. Dios le mandó un llamado a una entrevista con Él Mismo. Y los motivos no saltaban a la vista, ¿qué podía haber hecho mal?
Setenta horas pasaron hasta que Noé  resolvió que la nota no especificaba el lugar donde debía apersonarse; pensó ridículamente que debía matarse para poder acceder a su Sagrada Presencia, pero un parchazo preciso de su mujer le hizo volver al sentido común, y a admitir que el suicidio implicaría una contrariedad en sí misma. No sería al Cielo adonde iría finalmente. En un agitado ambiente familiar, el tiempo se iba acabando y Noé debía hacer saber a Los Cielos que tenía la mejor de las intenciones de confirmar su presencia pero que carecía de los medios para hacerse presente allí. Donde fuera. Con el temor a ser castigado por su silencio, sin otra alternativa, tomó la nota, y en el reverso escribió:

Mi Veneradísimo Señor Dios Yahvé:

Su Llamado me honra en todo mi cuerpo y alma, y estoy dispuesto a acercarme Su Presencia, pero tengo el insalvable impedimento de que desconozco Su Ubicación. El plazo se vence, y no quería dejar que supiera que estoy a Su Disposición.

Noé

Encendió una pira en el fondo, y sacrificando el mejor cordero y las frutas más jugosas de su cosecha, tiró la nota al fuego, rogando en lo más hondo de su alma que el mensaje llegara a tiempo...
La respuesta llegó al siguiente día por la tarde.

Canaán, 16 de septiembre de -5545

Habiendo recibido satisfactoriamente su respuesta se le informa que ha sido usted seleccionado para llevar a cabo una tarea encomendada por Nuestra Divinidad Suprema. Los motivos descritos a continuación fundamentan las acciones posteriores encargadas a su persona. El registro de Corrupción y Maldad Del Hombre En La Tierra, a cargo del 3er Coro, 1er Orden, indica un excesivo abuso de actividades lascivas y otros vicios perniciosos en la población humana, por lo que El Señor resolvió por Decreto Celestial N° 268/4:
*        Eliminar de la superficie del suelo a los hombres que He Creado-y junto con ellos, a las bestias, los reptiles y los pájaros del cielo- porque Me arrepientO de haberlos hecho.
*        Acabar con todos los mortales, porque la Tierra se ha llenado de violencia a causa de ellos.
*        Enviar a la Tierra las aguas del Diluvio.
Por consiguiente, se ha seleccionado del Padrón Celestial a su persona, por ser el más apto en virtudes y en agrado a los Ojos Infinitos. Para evitar la perdición de su raza, El Señor, designa que Ud. deberá realizar en el plazo de siete días hábiles, contando desde el momento de  emisión de esta carta:
*        Un arca de madera resinosa, dividida en compartimientos, y cubierta con betún por dentro y por fuera.
*        Medidas: 150x30x15mts.
*        Con tres pisos y un tragaluz, y una sola puerta en alguno de sus lados.
*        Entrar en el arca Usted, su mujer, sus hijos y las mujeres de sus hijos.
*        Entrar en el arca una pareja de cada uno de los seres vivientes (un macho y una hembra).
*        Entrar en el arca víveres diversos para su familia y las bestias.

En virtud de su acuerdo previo, rogamos el cumplimiento de lo pactado antes de la fecha estipulada, para evitar así su extinción definitiva.

Arcángel Miguel
1er Arcángel Mayor
3ª Orden, 9º Coro
El Cielo



El desconcierto superaba al asombro de tamaña tarea encargada por Los Cielos. Salvar a la humanidad, nada menos. Noé miraba primero a su mujer, luego a sus hijos que le devolvían miradas inseguras y llenas de dudas. Después miraba por la abertura de la ventana hacia la calle. Nada le brindaba una respuesta fehaciente de cómo proseguir con el Divino Encargo. Salió un momento a caminar, para reordenar su mente, y observaba mientras tanto, la pretendida perversión que el Señor había decidido erradicar junto a los humanos: un grupo de obreros construyendo dos edificaciones, las mujeres en sus labores vespertinas, niños de todos los tamaños corriendo, gritando, llorando, molestando, todo lo que hacen los niños en definitiva, y todo lo que hacen los hombres en definitiva. El paseo logró tranquilizar a Noé, pero no logró explicar los Sagrados Motivos que llevaron a Esa Determinación tan drástica. Pero, a pesar de todo, intentó llevar a cabo el Plan.
A los tres días, las cosas se complicaron en extremo, principalmente porque las exigencias establecidas por el Decreto, parecían un chiste, digno de Su Altísimo Sentido Del Humor. Y mientras más avanzaba la empresa –ahora sí, con ayuda de muchos de los impíos próximos a ser ajusticiados-, más Noé se daba cuenta de la imposibilidad de cumplir efectivamente con todo lo decretado.
Así que al cuarto día, oprimido por el tiempo, Noé decidió enviar una nueva nota a Los Cielos. Redactó varios borradores, hasta que se decidió por la que le parecía la menos impertinente de todas:

Al Señor Dios, Todopoderoso:

Con todo el honor que la empresa que me encomendó Su Infinita Sabiduría y Piedad me confiere, me permito preguntarLe si existe la posibilidad de flexibilizar los plazos establecidos para el Castigo Divino, o bien la posibilidad de crear más de un arca, para poder abarcar la totalidad de las especies, y para la comodidad tanto de las fieras como de mi familia, entendiendo que las dimensiones pactadas para el arca son harto menores para poder albergar la cantidad de seres a salvar de Su Infinita Ira.

Esperando humildemente Su Perfecta Respuesta y Solución,
Noé.

Al quinto día, en el horario de la tarde, llegó la respuesta. A diferencia de las otras notas enviadas desde Los Cielos, esta llegó en un brevísimo papiro recortado por angélicas manos, y en manos de un mismísimo ángel malhumorado que no atendió a las preguntas de Noé y sus allegados. La respuesta era clara: NO.
Por lo que la obra se logró terminar en el tiempo preciso. Al sexto día gruesas nubes amenazaban desde el horizonte, y dejaban entrever la Firma Divina de la próxima aniquilación. Los ayudantes de Noé, que juntaron las maderas, que congregaron a todos los animales que pudieron, que juntaron todas las porquerías que podían ayudar en la misión, contemplaron sin entender demasiado cuando empezaron a caer las primeras gotas, por qué Noé subía con su familia, y cerraba la puerta con una expresión de eterna resignación. No era un viaje lo que programaba, tal como les había comunicado.
Noé en su fuero interno se debatía su destino: haberles mentido a sus amistades y vecinos para lograr El Capricho De Los Cielos, necesariamente debía implicar un severo castigo, al mismo tiempo que un severo reconocimiento por el logro de la misión. También observaba, entre el olor a bosta, y los ruidos de esta incoherente selva encerrada en el arca, que de hecho, le faltaban numerosas especies que iban a ser ajusticiadas sin necesidad. Más en su contra.
Pero los cuarenta días de Diluvio iban pasando sin señal alguna de aprobación o rechazo de La Divinidad. En una de esas, se habría desatado el escándalo al percibir los nueve coros que Dios, en Su Infinito Descuido, olvidó castigar medio hemisferio de la Tierra. Olvidó que incluso aquellos otros, en otros puntos del orbe no tenían ni la más remota certeza de Su Misericordiosa Existencia.
O bien, Su Inexplicable Indiferencia se debió a la llegada a Los Cielos de una Demanda por Plagio, firmada por Zeus, Príncipe de Los Dioses, adjunta a la demanda a un tal Deucalión, hijo de Prometeo, por desacato. Conmoción celestial.
Lo que sí podemos asegurar, es que Noé al desembarcar en el Monte Ararat,  escupió la tierra, y se cuidó de no hacer lo mismo con el Cielo. Puteó, eso sí. ¿Se escuchó en los Cielos? No sabremos.






viernes, 8 de noviembre de 2013

.II




Yo nunca entiendo 
por qué yo no
Yo nunca 
por Yo;
entiendo que no.

Termodinámica I




L.B, se agradece el ínfimo pero valioso aporte;
y cuando  vayamos a la deriva en balsa
y el tiempo siga sobrando,
 yo te voy a enseñar  japonés.



Que las tardes son aburridas, todavía no ha aparecido la mente brillante que venga a refutar semejante aseveración. Las tardes en el  verano santiagueño se extienden a través del tiempo con pesada fluidez, y el calor nos parece algo tan tangible, que pasar de un minuto a otro conlleva un trabajo pesado, agotador, y sumerge todo en sepia ardiente. Basta mirar las caras de los transeúntes en la calle: el centro se puebla de expresiones de lo más contorsionadas que no se sabe a ciencia cierta si desprecian a los que en el interior de un local asimilan el aire acondicionado sin inmutarse, o si es la expresión de una súplica a algún recóndito dios que se apiade de la ardiente humanidad.
Pero como el calor no pasa de ser más que una banalidad sensorial, y el perfecto lubricante conversacional en los comercios, y otros lugares de encuentros forzados y casuales, no era algo que le preocupara demasiado a Jorge. De hecho, ni siquiera se daba cuenta de la ausencia de toda refrigeración en su pieza. Lo único que podría decirse ventilación era un ventilador de techo, ineficaz como empleado público en sus funciones, que marcaba un sonido particular de metrónomo al servicio del sueño de Jorge algunas veces; y otras al servicio de la exasperación. También estaba la ventana que daba al fondo de una casa prostituida, luego de que sus moradores originales se mudaran a algún barrio del sur, y dejaran sus instalaciones a merced de estudiantes, jóvenes parejas –sin chicos, como lo estipula el cartel A4 de la puerta-, viejos de todas las formas y tamaños, y uno que otro perro. Todo por un módico precio mensual. 
Lo que Jorge en su mente trabajaba a la tarde, en su pieza, no era más que la idea ansiosa de poder verla a Soledad ahí mismo, a su antojo. Desde que habían empezado a andar[1], Jorge no hacía más que pensar en confabulaciones sincronizadas para evitar que ambos se vieran sin problemas: siempre era el clima, el horario de trabajo, la cartelera de cine, el corte de la Belgrano a la altura del Obispado, la guía del teléfono, las marcas de cigarrillos… todo influía, y todo separaba. El estúpido mundo no hace otra cosa más que interponerse, chango, sabía decir Jorge cuando las colmadas casualidades lo superaban.
Entonces miraba por la ventana al cielo enmarcado y veía pasar las nubes de la tarde que ya habían pasado del sepia ardiente a un naranja inmundo, digno reflejo del infierno del centro a las siete de la tarde. Cuando Soledad venga, le voy a decir que ya está… que si no me banca, todo bien, pero que me diga algo – insistía Jorge. Silencio teatral. La pieza y el ventilador.
Era ese momento en el que todo el lenguaje se había asustado y achicado como un nene con miedo, lo hubieran visto temblar; y ni en sus más intrincados pasillos, vericuetos, ni en sus más transitadas calles parecía encontrarse la palabra o la explicación que describiera mejor lo que pasaba por su corazón.[2]
Cualquier cosa que dijera era inexacta, breve y estúpida. Así que se acomodó los pelos de la frente, que los tenía corridos a la derecha, manipuló cualquier vestigio de indignidad de la cara, y la miró a través del vidrio. Siempre que tenía ganas de verla, se posicionaba mejor en la silla del escritorio, y apuntaba la mirada para armar, entre el reflejo interior de los objetos dispersos de su pieza, y las imágenes borrosas del  exterior, su cara.
Solamente él podía pensar que esa coyuntura de elementos se parecía a la cara de Soledad. Pero a sus fines, era la excusa perfecta para la puesta en escena. Imagínenlo, solo, mirando la ventana y tratando de no ahogarse en su estupidez. Sin aclararse la voz, empezaba:
– Yo… Me gustaría que me digas, no, no. Me gustaría que definas [sí, definir queda mejor en este caso quenó, así sepa bien que lo que quiero es que le ponga nombre ah sí] me gustaría que definas, si puedes, porque nunca has sido muy habladora que digamos; qué mala costumbre. Cuándo más espero que te expliques, no te salen más que “mjm”, “bien”, “ok”… ¡Ok! ¿Por qué usas palabras en inglés?... sí, cierto. Bueno, me gustaría que me expliques cuando te pregunto por nue…  un avión…no. Creía que era un pájaro, a esta hora siempre pasa un avión en esa dirección-  ¡bueno!
Observaba impaciente el paso del avión por los escasos metro y medio que delimitaba el campo de visión de su ventana –en ese momento el avión penetraba un ojo de Soledad. Seguía con la vista y en silencio el recorrido lineal, como si fuera un impertinente que se levantara en medio de una conferencia ante una multitud y causara la interrupción enojosa del discurso. El silencio de su pieza acompañaba su sentimiento –el avión salía por la oreja izquierda de Soledad, y hacía mutis por el norte.
– Bien. Decía que me encantaría que me expliques por qué cada vez que nues…no, era “definir”, así había quedado. Igual, si le pido que defina o explique es lo mismo, siempre me contesta cualquier cosa y no me termina de explicar nada, ni definir nada ni lo que sea… sí, sos una muda. Eso, y sin contar que me miras así como ahora, con la cara de “no sé qué hago con éste…” Silencio. La silla,  el escritorio, la mesa de luz, la taza, y el resto de macanas dispersas, parecían empezar a crujir, o a demostrar el hostil bostezo del embole. El sonido de la cerradura volvió a dejar todo en el orden silencioso previo, menos a Jorge, claro:
– Me parece que no deberíamos andar así, vos sabes que no tengo intenciones de que ninguno de los se haga la cabeza con cosas que no son, ni menos que las mentiras…
– ¿Con quién hablas Jorge?- Interrumpió Soledad desde la puerta abierta de la pieza. No se parecía en nada al reflejo del cielo en la ventana con nubes obscenas de la tarde santiagueña. Nada que ver. – Creía que estabas con alguien. Jorge movía los labios en silencio sin percatarse. La interrupción en seco de su discurso había tenido la eficacia de una bala en medio de la frente.

– Qué calor que hace aquí, vamos al centro a tomar algo, dicen que hoy tocan las banditas de Rock Por el Momento no sé qué.
– Sí.
– Dale, te amo. Lo besó a Jorge en la boca, le corrió los pelos de la frente que ahora los tenía a la izquierda y salió en dirección a la puerta de calle.


No sé quiénes son, pero me han dicho que tocan bien, no sé qué hacen, pero me han dicho que está bueno, dicen que tienen un estilo como Sumo, pero parecido a Los Redondos, pero más punk. No sé, debe estar bueno, aparte los chicos de Mecaí Goy Melevanto van a sortear remeras con la foto del Che Travesti para apoyar la Lucha Contra Los Que Están de Acuerdo. Qué cagada que no haya nada de Rolcklore (“yo también te amo, Sole”) porque esos changos hacen música que es un flash, no sé, mezclan bien la zamba con la cumbia. Aparte las letras esas que hablan de Zamora han hecho que nos los dejen tocar en el Festival de la Salamanca Rock. Aunque creo que es porque tocan reggae también…la censura, che. ¿Qué dices? Hablá más fuerte chango.
–…eh…sí…qué calor.





[1] El cronista no se hace cargo de esta palabra, que por insistencia del protagonista prefirió dejarla sin modificaciones. En cualquier  caso, no se hace referencia a una relación que data desde el momento en que estos dos sujetos pudieron lograr sus primeros pasos en el más bípedo de los sentidos, sino que hace referencia a alguna imprecisión semántica en la indefinición de la relación que sostienen –en apariencia- estos individuos.
[2] El cronista prefería asumir un giro menos patético para esta expresión, pero el protagonista señaló que “si le cambias esa frase vas a mentir, porque yo siento así, con el corazón”. Quedan exentos los comentarios cardíacos pertinentes.

So pretexto banal

Tire o empuje no sé cuál de las dos será hoy he salido temprano mañana no va a haber tanto para hacer
chau hasta luego de paso voy a comprar las cosas que Andrea me ha pedido después grita sinó
no hay mucha gente en el centro y eso que es temprano faltaba aceite fideos y algunas cosas para el desayuno té
a Lucas le gustan las galletas dulces y a Micaela el pan criollo a Lucas le gusta jugar al básquet y a Micaela las mujeres qué hago?
Veinticinco con cincuenta no no tengo monedas mejor dame caramelos caldo no
mañana Lucas tiene clases? nunca sé bien con estos feriados movidos
acción poética
listo verde qué hace este tipo? dejáme pasar pues
noche
quiero volver a mi casa rápido quiero volver a mi casa y descansar
descansar del día muy pesado y caluroso
mi hija sigue sin hablarme Andrea sabe pero no me dice qué le pasa
Lucas no está
Hola Andrea aquí están las cosas


…”podemos afirmar que el imputado no se acercó en ningún momento a la víctima, que desafortunadamente se encuentra con vida // y los colores que prefieran ustedes, yo los estoy haciendo en esta tonalidad de rojo que me encanta, ¿ven?; después ponemos los tornillos, amiga, a donde queden espacios libres // para que las orcas puedan aparearse. Es común encontrarse con estos cetáceos en las zonas más cálidas del océano atlántico. Septiembre es la época en que se acercan a la costa para iniciar //  el ajuste en los precios, y el aumento en el impuesto a las ganancias. // Faltan 2987 años para el 3000. // Algunos afirman que este fenómeno tiene sus orígenes en antiguas civilizaciones extraterrestres que cultivaban café en la Antártida, y que aportaron sus conocimientos científicos a los primitivos pueblos centroamericanos, una vez que iniciaron un viaje alrededor del mundo en sus naves teocéntricas. // Padre Nuestro que estás en los Cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu // encanto, y una buena sonrisa: por eso, además te recomendamos las nuevas máquinas de afeitar… // tienen 22 pisos de alturas, y suponen una mejora visual al centro de la ciudad. Se calcula que el costo total de la obra asciende a  // 22 pacientes neuropsiquiátricos intoxicados por la ingesta de medicamentos en mal estado y la deficiente alimentación proporcionada por // el Gourmet.com. //” 

sábado, 12 de octubre de 2013

La banda tributo: reproducción o re-producción musical




En un contexto como el de mi provincia, donde las manifestaciones artísticas en general están empezando a tener lugar y difusión, de forma lenta pero efectiva –y roguemos que perdurable-, se presenta una cuestión que nos remite a los fundamentos del arte. En nuestro medio, ante una producción variada de obras artísticas, se suele cometer la torpeza de eludir todo tipo de actividad crítica con esas producciones. Para ser más precisos, ¿todo lo que la juventud escribe con aspiraciones literarias “está bueno”? ¿Por qué está bueno todo? ¿Toda la música producida es en estos tiempos es admitida sin más cuestionamientos?
Desde la música me interesa particularmente una discusión que divide las aguas en este ámbito. Estamos en una época prolífera de “bandas tributo”. El término en sí sugiere –obviamente- que las bandas que se autodenominan “de tributo”, realizan un homenaje a un artista determinado, reproduciendo su música. En nuestro ámbito local tenemos bastantes ejemplos de estas bandas signadas por esta condición. La inquietud que surge respecto de esta forma de trabajar la música es acerca de cuán dignas de valoración son las bandas de tributo. Existe cierta tensión entre los músicos que ejercen la música “prestada” de otros artistas y llevan adelante bandas de tributo, y los que producen sus propios temas.
La actividad del músico de tributo se encasilla en la reproducción precisa de las canciones de algún artista. El mérito es grande si consideramos la complejidad de la música que se intenta reproducir. Pero, ¿no es esto solamente una mera actividad memorística, o de simple lectura de algo ya escrito e inmutable? Esto nos permite considerar que aquellos que ejercen este tipo de actividad musical, son solamente músicos de oficio.
De tal manera, el término “banda tributo” gana cierto carácter peyorativo y de desprestigio entre los músicos, por lo que es común escuchar “esos no son músicos” en referencia a las bandas tributo.
¿No resultaría más conveniente rendir el homenaje buscado, no reproduciendo exactamente la música del artista que admiramos, sino reescribiendo la canción, aportando nuestra perspectiva personal, nuestros propios conocimientos musicales?
Si uno revisa la discografía de muchas bandas –a nivel nacional, e internacional- se encontrará tarde o temprano con la “reversión” de un tema de otro artista. Pongamos ejemplos: Soda Stereo versiona el tema “Trátame suavemente” de Virus. La Renga nos sacude con una versión pesada de “Hey Hey My My” (Neil Young). Charly García da cuenta de una excentricidad sonora en “Ticket to ride”. A nivel provincial, Pirámide de Paranoia se anima con “Mejor no hablar de ciertas cosas” de Sumo…y así podemos armar un extenso catálogo. El punto es el siguiente: el tributo u homenaje siempre está presente en el músico que, en el camino de su propia producción artística mira de vez en cuando hacia arriba, a sus artistas mentores, y re-produce alguna canción del repertorio admirado.
Por lo cual quedaría clara la distancia que se establece entre quienes dedican su actividad a la mera reproducción de la música de otros con la bandera de “banda tributo” y los que, produciendo música nueva, tributan y homenajean revolviendo un poco el caudal de canciones, y aportan una nueva visión de los temas.
Esto nos sugiere indagar cuál de los dos grupos sería realmente el artista más genuino. Lo que sí podemos aseverar, es que encabezar una banda tributo no pareciera ser la mejor carta de presentación en el ámbito musical…

Para ilustrar este artículo, dejo el enlace de la siguiente entrada:

martes, 24 de septiembre de 2013

Sé que tengo



Te digo: explicame
la explicación nunca es simple.
Pasa que simplemente
nunca hubo explicación.